Tengo miedo de ti,
nada me pueda dañar,
salvo tú.
Desamores y frustraciones,
muertes, orfandades,
conjuros, rechazos,
postergaciones,
derrumbes, quiebras,
desilusiones,
todas las salté y reboté.
De cada tropiezo me paro,
acaso sacudirme,
llorar un poco,
llorar mucho,
darle sentido al sentimiento,
avanzar.
Por primera vez soy valiente,
avanzo a pesar del miedo,
medio a oscuras,
medio en el aire,
antes sólo inconsciencia.
A nada le temo excepto a ti.
Néctar que embelesa el masoquismo,
del gozo y el sufrimiento juntos,
del alcanzar y ver alejarse en el acto,
del querer poseer y desprenderse,
del querer tener y sólo entregar.
Crueldad en la anticipación,
no condiciones mis respuestas,
no me entrenes,
no puedes enseñarme a sentir,
no me dejarás libertad,
no me ahogues con tus palabras,
pero sí, ahógame con tus besos,
no me malentiendas,
te amo completo,
te temo a veces,
hoy mucho...
Hoy pienso en ti y me da pena de mí,
no comprendo por qué.
Hoy pienso en mí y siento pena de ti,
no comprendo por qué.
Sálvame,
sólo tú puedes,
pero...
¿podré yo salvarte?
Bienvenidos al mundo del REconocimiento
miércoles, 20 de julio de 2011
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