Estoy dispuesta a no sufrir y amarte,
Jamás me dispuse de este modo.
Arbol, bosque, templo,
ninfas, nornas y demonios,
despejen el camino,
arranquen las malezas,
mantengan la luz que me guía
hasta su abrazo.
Bienvenidos al mundo del REconocimiento

Siembra en el rojo atardecer
jueves, 20 de octubre de 2011
miércoles, 19 de octubre de 2011
De un niño, un padre, un hombre y un dios.
Desde fronteras que jamás pensé cruzar,
de vivencias que nunca quise dejar,
finalmente atravesé la cerca,
infancia y padre se quedaron.
Recuerdos, hermosos,
no los niego,
hacia el hombre caminé y sus exigencias.
Sabio es el que llega
pero aún más el que se va,
a tiempo.
Desde el hombre ausente,
nada queda pensé, y sin embargo,
en el duro camino del ascenso,
la divinidad salió a mi paso.
Liberada de prejuicios,
arrastrando las cadenas autoimpuestas,
soltando cargas elegidas,
doloroso deprenderse del yugo ya incrustado.
Conectada al sentimiento,
el afecto entró a raudales,
iluminó el cuarto oscuro,
desprendió las capas del escondite.
Escuché la voz que dijo:
Por primera vez temo a la muerte,
ahora que la vida es feliz,
quiero permanecer, participarme de tí.
Luego sentí, de lo profundo del bosque,
un dios pagano apareció,
y no hubo razones, sólo evolución
y belleza.
de vivencias que nunca quise dejar,
finalmente atravesé la cerca,
infancia y padre se quedaron.
Recuerdos, hermosos,
no los niego,
hacia el hombre caminé y sus exigencias.
Sabio es el que llega
pero aún más el que se va,
a tiempo.
Desde el hombre ausente,
nada queda pensé, y sin embargo,
en el duro camino del ascenso,
la divinidad salió a mi paso.
Liberada de prejuicios,
arrastrando las cadenas autoimpuestas,
soltando cargas elegidas,
doloroso deprenderse del yugo ya incrustado.
Conectada al sentimiento,
el afecto entró a raudales,
iluminó el cuarto oscuro,
desprendió las capas del escondite.
Escuché la voz que dijo:
Por primera vez temo a la muerte,
ahora que la vida es feliz,
quiero permanecer, participarme de tí.
Luego sentí, de lo profundo del bosque,
un dios pagano apareció,
y no hubo razones, sólo evolución
y belleza.
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