No hay milímetro de mi piel
que en tus brazos no vibre,
ni músculo existente que
en tu impulso no estremezcas,
no hay segundo que a mi mente
no acompañes, nadie más cabe.
Llenas mis sentidos,
desbordas mis latidos,
me inundas, soy plena,
me deslumbras con tu resplandor,
sostienes mi corazón,
nadie más cabe.
El amor que te profeso
no tiene bordes ni fronteras.
no recuerda inicios ni espera finales,
sólo prevalece,
nadie más cabe...
sólo tu simiente germinada en mí.
Bienvenidos al mundo del REconocimiento

Siembra en el rojo atardecer
lunes, 7 de noviembre de 2011
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